ECOS DEL
71° CONGRESO
Hace algunos días atrás finalizó el 71° Congreso de la LMHI,
11° de FAMHA.
Las crónicas dirán que fue un buen congreso, con aproximadamente
500 participantes que llegaron desde
países muy lejanos, como Ghana, Tailandia, Hong Kong, India, Turquía, Sudáfrica, entre muchos otros junto a colegas de muchas partes de América, desde
Canadá hasta la parte más austral del continente.

Lo que la crónica no registra es la intensidad del
intercambio establecido, no hablará tampoco de la sincera sorpresa de norteamericanos,
de indios en particular respecto a la Homeopatía latinoamericana en general, y
muy en particular la Homeopatía argentina.
La cantidad de ponencias de la gente de Córdoba, Tucumán, y
Buenos Aires que impactaron en los asistentes, la profundidad y rigor de los
trabajos, fue una sorpresa para muchos de ellos.
Y entonces me pregunto, si el mundo sabe que Argentina fue
la cuna de Paschero, Masi Elizalde, Candegabe, Eizayaga, Vijnosky. ¿Cuál es la
sorpresa?
Quizás, estos maestros, que engalanaron la Homeopatía, lo
hicieron en forma individual, el mundo los ha visto siempre como lo que son y
han sido, Grandes Maestros.
Y me parece que hoy lo que sorprende no es ya su maestría,
sino que han dejado escuela, que han disertado en el mundo, que sembraron una
semilla que ha dado fruto, y se ha extendido en cado uno de los rincones donde
germinó.
Es así como, en cada trabajo, grupal o individual, sobre
materia médica, doctrina o clínica, sobre estadística, o sobre toma de caso,
dejaron un destello, que no pasó desapercibido.
Y … nuevamente me pregunto, ¿no será que ha llegado el
momento en el cual, en forma grupal, volvamos a ocupar un espacio que hemos
perdido, y que esta vez, lo hagamos como equipo? Eso que nos cuesta tanto.
¿No habremos alcanzado la altura suficiente, como para
volver a asistir en forma regular a los congresos de la Liga, a retomar la
organización de congresos americanos?
Tengo claro que, aún un terreno tan fértil como el nuestro
no es capaz de dar maestros de Homeopatía en forma permanente. Lo que es verdad
es que tenemos donde apoyarnos, como suele decir Eugenio Candegabe,
parafraseando a Bernardo de Chartres, filósofo del siglo XII, que “Somos como enanos a los hombros de gigantes.
Podemos ver más, y más lejos que ellos, no por la agudeza de nuestra vista ni
por la altura de nuestro cuerpo, sino porque somos levantados por su gran
altura”.
Dr. Eduardo Bitis
Escuela Médica Homeopática Argentina “Tomás
P. Paschero”
Septiembre 2016
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